LA ISLA DE LAS MUJERES DEL MAR

 lA ISLA DE LAS MUJERES DEL MAR

LISA SEE

 

Las mujeres haenyeo, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco desde 2016, de la isla de Jeju en Corea del Sur, son increíbles, son reales. Aún perdura esta estirpe de mujeres buceadoras a pleno pulmón, que bajan diez metros bajo el mar, permaneciendo tres minutos bajo el agua en apnea, sin bombona, tan sólo con un traje de algodón   para recolectar los frutos del mar. Su tradición se remonta al año 434, cuando buceaban con los maridos. Y no es hasta el siglo XVIII cuando se las reconoce como   haenyeo, y debido a que los hombres tributaban más por la pesca y ellas tenían más grasa subcutánea que los hombres y aguantaban más las temperaturas frías, pasaron a ser los principales motores de la economía de la Isla de Jeju.

Hoy en día solo quedan unas 4800 haenyeo que pasan de 60 años y probablemente se perderá esta profesión. Han modernizado su atuendo y llevan traje de neopreno, gafas de buceo y aletas, pero siguen sumergiéndose sin bombona.

Me ha cautivado tanto esta historia que en tiempos futuros me gustaría ir a Corea ,a Hado-ri donde hay un museo de estas magnificas mujeres.

 Contada por una de las protagonistas Kim Young- sook, amante del mar, conocedora de todos los secretos del mar, con mucha experiencia. Es una novela llena de humanidad, de compañerismo, llena de sentimientos.

La novela empieza en el 2008 con la protagonista ya octogenaria, recogiendo algas en la orilla del mar. La Isla está llena de turistas que tienen curiosidad por estas mujeres y Kim según el día que tenga contesta   o no a sus preguntas. Se le acerca una joven con su familia y le habla en el idioma de Jeju y Kim se queda callada. Le enseñan fotos de una mujer que dicen era haenyeo como ella, de su mismo pueblo, y ella se queda sin habla. No quiere ni cree reconocer a la que fue su mejor amiga.

 Una historia desgarradora de dos amigas Kim Young- sook y Han Mija, que nunca pensaron que pudieran dejar de ser amigas. Unas mujeres luchadoras, donde ellas son el sustento de la casa, en una   sociedad semi-matriarcal, donde los hombres cuidan a los hijos mientras ellas se juegan la vida en cada inmersión.

 “Mi marido calentaba agua para que yo entrase en calor cuando regresaba del mar, pero la mayor parte del tiempo se dedicaba a leer libros, escribir en sus libretas o reunirse con los hombres junto al Árbol de la Aldea para hablar de filosofía y política”

 Las mujeres haenyeo, cada mañana se reunían en el “bulteok”, una estructura de piedra donde se preparaban para la inmersión y sitio de confidencia entre ellas. Formaban una cooperativa, bien regida y bien estructurada donde cada mujer tenía un papel, donde la regla más importante era cuidar todas y cada una de ellas de todas. Había varios grados de haenyeo Las”Daessangun”más expertas y mayores cuidan de las “hagun” más jóvenes e inexpertas . El” sumbisori” de cada una de ellas, es el silbido parecido al delfín que las mujeres haenyeo hacen al expulsar el nitrógeno, para coger oxígeno y volver a sumergirse bajo el agua, que permite que la líder controle sus inmersiones seguras.

Y a pesar de esta cooperación, el mar se cobra algunas vidas. Momentos muy conmovedores y perturbadores para todas ellas. La tradición dice que hay que sacarlas del mar para que no transite su fantasma en el mar.

Ambientada en varias guerras, la 2ª Guerra Mundial y la Guerra de Corea, que acabaría dividida en Corea del Norte y Corea del Sur, la invasión de los japoneses, la llegada de los americanos, episodios veraces de la historia   que marcara para siempre la   vida y la amistad de estas dos mujeres.

 Volveremos a 2008 y aparecerá de nuevo la joven que no se resiste a que Kim sepa la verdad de la ruptura de la amistad entre su bisabuela y ella.

Escuchando los auriculares que le pone la joven:

 “Siente un dolor desgarrador mientras las décadas de tristeza, rabia y remordimientos que arrastra empiezan a desmoronarse"

 

“Clara se arrodilla.

- ¿Hay comida en esta playa?

Es una pregunta tan antigua como la primera haenyeo y Clara debió de aprenderla de su bisabuela. Young -sook no puede evitar sonreír. ¿Cómo no va a transportarse a la relación que tenia con su mejor amiga, allí mismo en aquella playa donde juntas aprendieron a nadar, a jugar, a amar?

-Hay más comida que en las treinta neveras de la casa de mi abuela, si tuviera nevera.”
 

Una novela adictiva, de lectura trepidante, poética. Una novela muy emocionante, que te hace vibrar, que hace que tus vivas lo que viven las protagonistas.