HISTORIAS DE MUJERES
ROSA MONTERO
A muy temprana edad me aficione a los thrillers, como no de Agatha Christie, y siempre estuve rompiéndome la cabeza pensando como una mujer amable y servicial, según los que la conocieron, podría inventarse tales crímenes, pero nada más lejos de la realidad. Rosa Montero me desvela su verdadera personalidad: ni era amable, ni servicial, y se pasó la vida intentando fraguar el asesinato perfecto, porque su propia vida era un caos, llena de miedos y terrores, de los que huyó toda su vida, creando esas extraordinarias novelas de asesinatos, tan estructuradas y perfectas, donde no hay un eslabón sin engarzar, ni pista sin aclarar, ni pieza por encajar.
Mujeres excepcionales escondidas tras el marido, siendo
ellas las verdaderas escritoras como la desconocida María Lejárraga, mujer de
Gregorio Martínez Sierra, uno de los dramaturgos mas famosos de principios de siglo.
“Escribía María en silencio para Gregorio y en
silencio lo compartía con Catalina; y en silencio soportaba las zafias y
mezquinas crueldades de la actriz, que estaba frenética con esa rival que era más
vieja y más fea y que nunca decía nada, pero de la que era imposible librarse
porque ella era parte de su amante, y además la parte que le era más atractiva:
la que correspondía al talento, al dinero y al éxito”.
Mujeres como Mary Woolstonecraft, joven muy inteligente y
bien instruida, pionera en la lucha política para establecer las bases del feminismo
en el siglo XVIII, pasando verdaderas dificultades en una época en que hasta
los grandes filósofos como Rousseau defendían que las mujeres no podían ni debían
ser instruidas. “Que eran un castigo para el marido, para todo el mundo”.
“En la vida solo hay dos cosas irreversibles: la
muerte y el conocimiento. Lo que se sabe no se deja de saber, la inocencia no
se pierde dos veces. Mary fue sabiendo lo que era injusto y tuvo el coraje de
actuar en consecuencia”
Mujeres auto aniquiladas ante su marido como otra
desconocida Zenobia Camprubí, mujer de Juan Ramon Jiménez, que era muy
inteligente y culta, que escribía muy bien, se aniquilo a sí misma al casarse
con él. Tuvo una vida mortífera porque Juan Ramon era un nihilista,
hipocondriaco, que creía morirse cada día. Ella accedió a estar con él y
cuidarle, dejando de escribir y sacrificándose hasta el punto de morir ella
misma de un tumor, por renunciar a los tratamientos para no dejar solo a Juan
Ramon.
Mujeres malvadas como Aurora Rodríguez. La madre Aurora cree
que es Dios y parirá a Hildegart” jardín de la sabiduría” con el único fin de
moldear a su hija a su antojo.
“Aurora lleva hasta su más aterrador extremo el
arquetipo de la mortífera madre castradora, esa madre posesiva y vampírica que
chupa la vida de sus hijos, pura maldad disfrazada de amor sacrificado, una
madre universo de la que es imposible separarse. Hildegart lo intentó y le costó
la vida”.
Mujeres que, bajo un seudónimo masculino, pasaran una vida
de hombre en un cuerpo de mujer, como George Sand que llegó incluso a usar su
nombre masculino hasta en las intimidades de alcoba.
“Yo soy un poeta, esto es, en realidad una mujer”
escrito en su libro “Cartas de un viajero”, cerrando así el circulo de ambigüedades:
es la dama que finge ser un hombre que se confiesa femenino.” Sand fue una
heroína para los románticos y un escandalo para los conservadores y alcanzó la
plenitud en su vejez con cuarenta y cinco años, después de una desenfrenada
vida sexual.
“Esta evolución hacia la
plenitud es el mayor logro de Sand.Y así, aunque la existencia es dura y la
muerte le arrebata a sus seres queridos, aunque el cuerpo se deteriora, las
revoluciones fracasan y el dinero no llega, Sand se va construyendo en la
comprensión y la sabiduría en una calma oriental y profunda”
Mujeres tan crueles que han pasado
a la historia por su maldad. La emperatriz Irene de Constantinopla cegó a su
propio hijo para que no le arrebatara el trono de Bizancio.
Irene paso a la historia por esa
crueldad inusitada, por la desazón que producen las madres mortíferas, las
mutiladoras de la propia camada.
Frida Kahlo y su mundo en una cama.
Frida fue una reconocida pintora mejicana del surrealismo, que se pasó las tres
cuartas partes de su vida en una cama, producto del sinfín de accidentes que le
postraban en su cama. Tuvo otras tantas operaciones y pudo malvivir con todos
los dolores de su cuerpo. Pero al final, el deterioro era tan grande que en
abril de 1953 cuando tuvo lugar la primera gran exposición de Frida en Méjico,
Diego Rivera, su marido, que la apoyó y la alentó siempre en su carrera como
pintora, llevó la cama de Frida y la colocó en el centro de la exposición,
” Ella se despidió de todos
metida en su cama eterna-cama mundo, en su velero del dolor, con la sonrisa
desencajada y las manos resplandecientes de sortijas”.
Me ha encantado como Rosa Montero
navega entre la psicología de las mujeres de esta novela.Son biografías
diferentes, no las tópicas que sabemos de estas mujeres sino la desnudez de sus
almas y lo que las hace excepcionales, fueran cuerdas o locas, fueran buenas o
crueles, es precisamente lo que no se ve.
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