Una educación. Tara Westower.
Todos en nuestra vida, alguna vez nos hemos sentido
invadidos por la furia de la rebeldía. Basta de leyes absurdas, de normas obsoletas.
Intentamos rebelarnos contra todo y contra todos. Pero qué pasa si nos
enfrentamos a una rebeldía contra una comunidad cerrada, una mormona que es tu familia,
que te maltrata, donde las mujeres no tienen cabida; donde los hombres, padres
y hermanos tienen el poder absoluto sobre tu persona llegando incluso a poner
en peligro tu vida.
Donde la educación es una misión secundaria. No ir a la escuela,
en el mejor de los casos, la minoría, recibir una educación básica en tu casa,
de tus progenitores. Donde los médicos y los hospitales son demonios. Dios te
enseña, Dios te cura. Y si no te curas, es designio del Señor que mueras.
Decides huir de tu comunidad, pero no entiendes que para
hacerlo tendrás que renunciar a tu familia, y esta vida, tu vida ,te perseguirá
allá donde vayas y para siempre.
Tu lucha por huir te lleva a un abismo y a una sensación de vacío
tan grande, o mas que el propio deseo de huir. No sabes que hay detrás de las
montañas de Idaho. Tienes miedo, nunca has salido de aquí, nunca has estado
lejos de tu familia, pero tienes que ser valiente si quieres conseguirlo.
Esa valentía, ese coraje por vivir fuera, te dará alas para
conseguir tu sueño, estudiar. Se te abrirán las puertas del conocimiento real,
nada demoniaco hay en esos estudios. “cuando queremos algo, el universo
conspira para que lo consigamos”, dijo Paulo Coelho.
El mundo pone a tus pies miles de puertas abiertas al
conocimiento de lo real, de lo presente, de la historia pasada. Será tu meta en
el presente para el futuro. Tu valentía y tu tesón no cejaran hasta que llegues
a tu meta. Graduarte, siendo mormona, siendo mujer. Todo un desafío interior,
pero lo conseguirás.
Intentaras perdonar, puedes perdonar, pero no puedes olvidar.
Tu memoria te mortificara uno y otro día, hasta llegar a tu metamorfosis.
Al final del camino, entenderás que quieres a tus padres, a
tu familia: Pero lejos de ellos llegaras a encontrar tu paz interior. Y así lo
decides.
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